martes, 19 de abril de 2016

En mi estómago

Tengo mariposas viviendo en mi estómago. Y como no hay mucho espacio ahí dentro, las siento revolotear cada vez que están felices.

Y cuando ellas aletean, me invade la dicha a mí también. Por eso, trato de provocar con cierta frecuencia esa felicidad que pone en marcha el movimiento de sus alas adoro la sensación que me produce su roce.

A veces pienso que si ellas se marcharan, dejaría de ser feliz. Por eso les profeso continuos cuidados, como quien tiene una planta y la riega a diario. Pero en vez de agua, yo las alimento con las pequeñas acciones que sé que tanto les gustan, tales como darle unas monedas al mendigo del cajero, ser amable con la vecina del quinto, que está sola, regalar un libro a algún joven que no pueda pagárselo o, ¿por qué no? Tomarme ese apetecible helado de straciatella que refulge a través del escaparate.

Y tú, ¿también cuidas a tus mariposas?

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